Nuestros huesos y el poder, "Macri-nomics" en The Economist y todo lo demás también


Por Mauricio Runno

"La muerte de Santiago no debe ser motivo de divisiones o pujas interesadas. Nadie tiene derechos sobre el dolor de esta familia, para la que pedimos respeto".

Suena lógico y sensato. Y el pedido de la familia de Santiago Maldonado, sin embargo, se golpea la cabeza contra el muro de la realidad argentina. A menudo más barroca, perversa, cínica y mediocre. Nos transformamos en esto. Y que nadie piense que se salva. Somos responsables y culpables, según la cuota del juego del poder. Y el que piensa que sí se salvó y que la culpa es de los otros sencillamente es caso de estudio para varias disciplinas.

No somos respetuosos con nada ni con nadie. Estamos al acecho de la polémica, vivimos en un falso "interés" colectivo, nos entusiasmamos con la prensa berreta y sus "adelantos", sus "primicias".

El periodismo argentino se ha convertido en una reunión de cabos y sargentos. Cunde en el ambiente el estado "policíaco", en el peor sentido del término.

Hay excepciones, como en todo, y honrosas, profesionales, pero domina el "José yo me la sé toda" de las páginas webs y paneles televisivos, los que citan "las fuentes consultadas" para decir una media verdad o toda una mentira. El periodismo nacional, luego de tantos años de verdugueo, no parece encontrar todavía el equilibrio que se le reclama como una actividad republicana. Pensando en la calidad educativa suelo creer que la escuela se parece más a los medios, al revés de lo que se supone debería ser más provechoso.

En la novela "Nuestros huesos", de Marcelino Freire, la historia es la de un tipo que debe cargar con un muerto, en un viaje de 2 mil kilómetros. El tipo había dejado su lugar, su ciudad, para encontrarse con el que termina muerto y se había mudado antes a San Pablo. Ambos, en distinta condición, regresan, son devueltos por la gran ciudad. Esa es la historia, la del regreso. Allí Freire escribe un pequeño pasaje que parece oportuno para resumir lo que podría pasarle a muchos por aquí:



"Le pregunté cómo estás, todo bien, todo tranquilo, dijo que se alegraba de verme a mí también tan feliz, depende de lo que te parezca feliz, pensé yo, en medio del asombro...".


El jueves se publicó en The Economist, biblia, manual o enciclopedia de la prensa especializada y consulta obligada de los empresarios más importantes del mundo, un artículo extenso sobre nuestro país (nuestros huesos):

Titulo. "Macri-nomics en la boleta". La bajada es también una posición tomada de los editores: "En las elecciones de mitad de período, Argentina elige entre sobriedad y peronismo. Mauricio Macri enfrenta una prueba electoral. Si lo hace bien, las probabilidades de prosperidad de Argentina mejorarán".

No recuerdo elecciones nacionales tan atípicas como la antesala de los comicios del domingo. La agenda del país, las marchas y contramarchas de la economía, la escalada de violencia, la crónica judicial (otro chiste, si se piensa que esta gente que ahora juzga antes no lo hacía), la necrofilia y el morbo al palo. Y una buena noticia, para no teñir la tragedia: Les Luthiers recibió el viernes el premio Princesa de Asturias, junto a los All Blacks, entre otros premiados. 

The Economist entiende, en el artículo citado, que "si las encuestas son correctas, Mauricio Macri, quien ganó por poco la presidencia de Argentina contra todos los pronósticos hace dos años, fortalecerá su mano en las elecciones intermedias". Y explica que "un buen resultado en la votación lo ayudaría a completar las reformas económicas e institucionales ya iniciadas. Si eso sucede, Argentina puede por fin comenzar a recuperar la prosperidad por la que hace mucho tiempo fue legendaria".

Destaca otra característica que no solemos atender como se merece, en el vértigo de una realidad bastante manipulada: "Es probable que Macri se convierta en el primer presidente no peronista elegido democráticamente para terminar su mandato. Los empresarios esperan que el resultado incluso presagie ocho años con el señor Macri a cargo, para darle tiempo completo para reconstruir la economía".

Rosendo Fraga es uno de los consultados en la nota. Y una frase suya puede devenir en una foto o bien en una película: "Ahora es el mejor momento en los últimos 20 años para que la Argentina cambie de dirección". 

A tal comentario, The Economist remata afirmando que "esa opinión se comparte ampliamente fuera de los círculos peronistas. Pero pocos de los que han sido testigos de la historia de la montaña rusa de Argentina todavía están listos para apostar por ella".

Y para terminar: reivindicación de Carrió, de su carácter, de su estilo, de sus aciertos y de sus errores. Si trabajara en una empresa típica de esta Argentina del siglo pasado seguramente el comisario de la patronal la hubiera suspendido uno o dos días. Sin goce de haberes, obvio.

Y que en paz descanses, Santiago Maldonado.


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